Uso inadecuado de Internet

¿Cómo actuar ante casos de acoso en la red? Pautas para familia y escuela

CIBERACOSO

El incremento exponencial que ha tenido el hecho de compartir información y de comunicarse de manera electrónica ha modificado las interacciones sociales. Actualmente la atención se ha centrado en los riesgos cibernéticos ya que los adolescentes pasan mucho tiempo conectados a las redes sociales, y perciben estas herramientas de comunicación electrónicas como algo imprescindible (Mishna, Saini y Solomon, 2009; Rigby y Smith, 2011). La comunicación a través de las tecnologías de la información  hace que los escenarios de convivencia humana se vean modificados, incluyendo la escuela. De hecho, la comunicación es clave en la convivencia, y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han proporcionado nuevas características a la convencia, y por tanto podríamos hablar de ciberconvivencia (Ortega-Ruiz, del Rey y Casas, 2015). 

La ciberconducta, es decir el empleo de TIC en las relaciones sociales, está modificando la vida social de los jóvenes: la comunicación a través de los smartphones, la búsqueda de información online, o las relaciones virtuales (p.e. los grupos de whatsapp). Internet nos permite comunicarnos con nuestros amigos/as en cualquier lugar, lo que nos permite estar en contacto a cualquier hora del día (Ortega-Ruiz et al., 2015). Sin embargo, estas nuevas formas de convivencia y de relaciones entre iguales parecen no estar exentas de conductas abusivas. El maltrato a través de Internet implica infligir daño de manera deliberada y repetida, ya sea mediante amenazas, dejando en ridículo a la otra persona o excluyéndola de las redes sociales, también puede ser utilizado como medio de acoso sexual (Mishna et al., 2009). Actualmente los niños empiezan a utilizar las Nuevas Tecnologías a edades muy tempranas, y su nivel de competencia suele ser mayor que el de los adultos, ya que no tienen problema en el manejo de las TIC y apenas requieren formación para su uso. Esta preparación desigual en el uso y empleo de las TIC hace que el profesorado y la familia no estén, a veces, preparados para asumir los problemas que puede acarrear la ciberconvivencia (Ortega-Ruiz et al., 2015).

Entre 2002 y 2004 aumentó el uso de mensajes de texto (SMS) y e-mails ofensivos. Sin embargo, a partir de este año disminuye, del 1,8% en 2004 al 1,1% en 2006. Los comentarios ofensivos han aumentado del 14% al 28% (Rigby y Smith, 2011).

Los niños y las niñas pasan al menos tres horas diarias delante del ordenador, y utilizan aplicaciones como Messenger o Whatsapp para hablar con sus compañeros mientras ven la televisión (Mishna et al., 2009)

Desde el punto de vista educativo, el ciberacoso coincide con el maltrato por abuso de poder entre iguales en que comparte los componentes básicos: intencionalidad, desequilibrio de poder y recurrencia de las acciones (INTECO, 2014; Ortega-Ruiz et al., 2015). El ciberacoso, tal y como lo define Olweus (2012) sería una agresión injustificada practicada y padecida mediante el uso de dispositivo digitales. Incluso, los chavales definen el ciberacoso como una forma de maltrato por abuso de poder entre iguales, incluyendo conductas como la expansión de rumores y el empleo de comentarios amenazantes y despectivos (Mishna et al., 2009). "¡Ciberacoso, oh Dios mío! Es una forma de acosar pero a través del ordenador. Algunas personas utilizan el ciberacoso como una broma y no saben lo que se siente cuando eres acosado" (Chica de 10 años, recogido en Mishna et al., 2009, p. 1224).

Internet proporciona anonimato, seguridad y poco estrés, por lo tanto es un tipo de maltrato por abuso de poder más sencillo de ejercer. La víctima a veces no sabe quién es el agresor excepto cuando le daña de forma indirecta (Ortega-Ruiz et al., 2015). Muchos estudiantes afirman que con las Nuevas Tecnologías se puede ejercer maltrato por abuso de poder diariamente, en cualquier lugar y con cualquier tipo de tecnología (ordenadores, móviles, tablets...), y que pueden llegar a ser conductas realmente dañinas. "Yo creo que el ciberacoso es mucho peor que el acoso verbal porque no le puedes contar a nadie lo que te está pasando, y por eso nadie sabe lo que te está pasando, y la persona que está acosando no se siente culpable porque no se lo está diciendo al otro a la cara" (Chico de 10 años, recogido en Mishna et al., 2009, p. 1224). El anonimato que proporcionan las TIC puede incrementar exponencialmente los daños a la víctima e incrementar la impunidad del agresor (Ortega-Ruiz et al., 2015).

El maltrato por abuso de poder entre iguales puede comenzar en la escuela, pero debido al uso inadecuado de las Nuevas Tecnologías puede continuar fuera de la misma cuando el niño o la niña vuelve a casa al finalizar el día. Este tipo de maltrato a través de las Redes Sociales puede considerarse como muy invasivo. "Yo creo que el ciberacoso es tan horrible porque nadie sabe lo que ocurre, si estás siendo acosado nadie lo sabe, tú no sabes quién lo está haciendo y es tan silencioso que incluso cuando sabes quién lo está haciendo te sientes realmente mal, porque no puedes verla y no le puedes decir a la cara cómo te sientes" (Chica de 12 años, recogido en Mishna et al., 2009).

Las personas que sufren ciberacoso dicen sentir: tristeza, ansiedad, miedo e incapacidad para concentrarse. Sin embargo, no suelen contárselo a sus padres porque tienen miedo de que les impidan acceder a Internet (Mishna et al., 2009), y uno de los elementos que mayor malestar produce en los menores es que la exposición a la ofensa sea pública (Ortega-Ruiz et al., 2015). Además, los acosadores son más propensos a presentar problemas de agresión y comportamiento antisocial (Ybarra y Mitchel, 2007). 

El anonimato proporciona a los acosadores un sentimiento de comodidad sin miedo a las repercusiones ni a ser pillados. Internet les permite adoptar una nueva personalidad que les proporciona un mayor poder. Los acosadores se sienten capaces de provocar miedo, avergonzar o denigrar a los otros (Mishna et al., 2009).

El ciberacoso tiene una dimensión público-privado tal y como señalan Ortega-Ruiz et al. (2015):

  • Dimensión privada: La agresión sólo es conocida por los por las personas que están implicadas directamente, utilizando mensajes instantáneos (ya sea whatsapp individual, SMS o e-mails) cuyo único destinatario es la víctima.
  • Dimensión pública: La agresión puede ser conocida por cualquier persona que tenga acceso a las Nuevas Tecnologías (redes sociales, grupos de whatsapp o juegos online como el clash of clans). Esta dimensión agrava el daño recibido por la víctima porque suele producir sentimientos de vergüenza en ésta.
Dimensión Privada
Dimensión Privada
Dimensión Pública
Dimensión Pública

Facultad de Psicología | 2016 | Universidad Autónoma de Madrid
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar